La catástrofe monetaria

 

El dólar americano está utilizado en dos tercios de los pagos intenacionales.

Cada dólar americano emitido vale tres céntimos de dólar.

La cantidad de moneda americana en circulación es mil veces superior al producto interior anual de los Estados Unidos y supera el valor total de todos los bienes existentes en la Tierra.

Siendo utilizado como moneda de reserva para garantizar la emisión de otras monedas, la baja del dólar americano reduce el valor efectivo de las monedas que debería respaldar, entre ellas yen y euro.

A pesar de eso, el cambio del dólar es elevado.

Esta paradoja es causada por la hegemonía americana sobre el control de los recursos, sobre la potencia bélica y sobre los tratados que siguen considerando el dólar como moneda internacional y como moneda de reserva.

La potencia del dólar está fundamentada en el control de los Estados, sobre la primacía de las armas y está cifrada en unos papeles. Papeles afiligranados en los que es imprimida la moneda y papeles de los documentos en los que es establecido su valor.

Todo lo que está apoyado por la información y por las bolsas.

Si derrumban las bolsas, derrumba el poder de la información.

¿Derrumbarán las bolsas?

Es muy probable.

La inmensa mayoría del dinero invertido en bolsa no es beneficio de empresa derivante de la producción de bienes y servicios sino crédito bancario transformado en moneda.

Si quien vende pidiera a cambio mercancía en vez de dólares, la cantidad de dólares que regresaría en los Estados Unidos sería tal como para aumentar con exceso la oferta de adquisición de títuls.

En el mismo tiempo, el valor de los capitales de las empresas cotizadas en bolsa sufriría una considerable reducción y pondría en función el proceso de devaluación del dólar, que se parará sólo cuando haya alcanzado su valor efectivo del 3%.

Los ahorradores (también los americanos) van a procurar cambiar dólares por otras monedas porque en ausencia de una cantidad suficiente de «bienes de refugio» van a buscar «monedas de refugio».

Pero las monedas intercambiadas a su vez están respaldadas por dólares y el proceso de devaluación de dólar conducirá a la catástrofe monetaria casi todas las otras monedas.

¿Cómo evitar todo eso?

Dejando el dólar a su destino.

Ceder dólares a cambio de bienes.

Sustituir el dólar como moneda de reserva.

Los Estados y sus bancos centrales pueden, hasta que están a tiempo, transformar los dólares que tienen como respaldo de sus monedas por otro.

La gente que posee dólares tiene que cederlos gradualmente a cambio de bienes materiales, también aceptando un aumento de los precios.

Abandonando el dólar, los Estados y la gente salvarán a sí mismos y podrán ayudar a los Estados Unidos cuando su moneda tenga un valor del 3% de la que resulat en circulación.

6 agosto 2002